¿Quién era Santa Catalina?

Santa Catalina, homónima del monasterio, es una de las santas más populares de los primeros cristianos. Aunque fue martirizada con sólo 18 años, la dramática historia de su corta vida es la de una fe inquebrantable y un poderoso intelecto.

Catalina nació hacia 287 en Alejandría, Egipto, importante centro cultural y religioso de la época. Su padre, Cestus, era un hombre rico e importante, y su hija Catalina fue bien educada en las ciencias y las escuelas filosóficas de pensamiento del mundo antiguo. Era reconocida como una mujer intelectual y bella de la clase alta.

A los 14 años, Catalina tuvo una profunda visión religiosa y decidió hacerse cristiana. Según la tradición, Cristo se le apareció en sueños, le dio un anillo y le pidió que le fuera fiel.

Catalina no pudo contemplar de brazos cruzados cómo tantos cristianos temerosos renegaban de su fe. Renunciando a su linaje, educación y riqueza, se presentó ante Maximino para condenar su idolatría. Admitió que era cristiana y que estaba prometida a Cristo.

En un intento de burlar y avergonzar a Catalina, Majencio convocó a 50 de los más brillantes filósofos para debatir con ella. Catalina habló con tanta elocuencia que muchos de los filósofos se convencieron y se convirtieron en creyentes en Cristo. Todos fueron ejecutados por Majencio. Enfurecido por el triunfo de Catalina, el emperador la arrojó a la cárcel y fue condenada a muerte.

Durante su encarcelamiento, cientos de personas acudieron a visitarla, entre ellas muchos funcionarios e incluso la esposa de Majencio, Valeria Maximila. Todos fueron convertidos al cristianismo por la santa, y cada uno fue

Se dice que Majencio ofreció a Catalina la posibilidad de casarse con él o convertirse en su amante. Esto podría haberle dado poder en esta situación política, pero ella rechazó su oferta. Majencio la sometió a toda clase de torturas, pero la santa, envalentonada por el poder de Cristo, sobrevivió indemne a todas estas torturas. Ordenó que la ejecutaran en la "rueda de rotura", pero cuando Catalina fue sacada, tocó la rueda y ésta se hizo añicos. Como los acontecimientos habían tomado un cariz particularmente desfavorable para él, Maximino ordenó finalmente que fuera decapitada y el 25 de noviembre, fecha en la que la Iglesia venera su memoria, Catalina se convirtió en mártir. En el momento de su ejecución, algunas fuentes afirman que no manó sangre, sino una sustancia blanca y lechosa. Su martirio tuvo lugar en el año 305.

La leyenda continúa diciendo que los ángeles transportaron entonces el cuerpo de Catalina y lo depositaron en el monte Catalina, cerca del monte Sinaí. Los textos antiguos cuentan que el cuerpo de la santa fue conservado durante casi trescientos años por ascetas antes de ser descubierto aproximadamente en el año 800, en tiempos del emperador bizantino Justiniano I, y el monasterio cercano empezó a llevar su nombre.

Catalina fue elegida por la Iglesia como una de las catorce "Santas Auxiliadoras", consideradas intercesoras especialmente poderosas. Los peregrinos viajan al remoto monasterio para rezar por su curación. Los relatos del martirio, panegíricos, hagiografías, cantos y poemas que narran la vida y el martirio de Santa Catalina han sido estudiados por eruditos desde el siglo XVIII hasta nuestros días. La historia de su fe y pureza se convirtió en un tema especialmente poderoso, sobre todo en el arte renacentista. Y su nombre, Catalina, sigue siendo popular. Se la venera en todo el mundo el día de su fiesta, el 25 de noviembre.