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Este lujoso cáliz fue regalado al Sinaí por el rey Carlos VI de Francia (1380-1422), según una inscripción en latín y griego, y refleja el fervor con que los cristianos veneraban a Santa Catalina en Occidente. Se trata de una obra de arte de elegantes proporciones, adornada con escenas grabadas y pintadas con esmaltes de colores translúcidos; las escenas incluyen bustos de Cristo y los apóstoles en el remate del tallo, y la Crucifixión y el escudo del rey en la base. La finura y la calidad de las escenas grabadas, así como las múltiples flores de lis dispuestas simétricamente en su superficie, son características de la orfebrería francesa de la segunda mitad del siglo XIV. Por último, los sellos situados bajo la base identifican explícitamente esta pieza como producto de un taller parisino.


Dorado de plata punteado y esmaltes translúcidos en técnica basse taille Sellos
Altura 21,3 cm
Taller de París

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