La importancia de este lujoso códice radica en los retratos imperiales de Constantino IX Monomachos flanqueado por la emperatriz Zoe y su hermana Teodora (p. 3r) que contiene. En la página opuesta (p. 2v) encontramos la escena de Mateo presentando su Evangelio a Juan Crisóstomo. Los retratos y las inscripciones permiten datar este manuscrito entre 1042 y 1050. Se cree que fue un regalo imperial con motivo de la fundación del monasterio de San Jorge de Mangana en Constantinopla en 1047.